lunes, 27 de abril de 2009

Algunas panorámicas

Comenzando un sueño

Todo comenzó cuando Gonza me dijo que quería hacer un viaje con el grupo de compañeros del trabajo. Pensaba ir al Sur... Gonza se moría por hacer un viaje de estos con su nueva bike.
Lo empecé a ayudar conseguir los accesorios y repuestos para la bike. Hasta que cuando le fui a comprar las alforjas (las mochilas que van en la bike), pedí 2, ya que estaba :-) alguna vez las utilizaría. Por ese tiempo yo estaba empezando a hacer viajes cortos con el grupo de bike Amigos del Pedal.
Por mi cabeza se me cruzó la idea de hacer un viaje. Le propuse a Gonza, y ahí nos empezamos a interiorizar en que implicaba viajar y que era lo mejor para llevar.
Decidimos hacer un viaje a Córdoba. Abarajábamos varios caminos, pero finalmente nos decidimos.

El viaje de ida – Marzo

Viernes por la noche, salí a las 19hs del trabajo, pase por casa, agarré la bike y pedaleando a fondo con la bike cargada pasé a buscar a Gonza por la casa. De ahí a Retiro sin escalas. El micro salía a las 23hs aprox, y eran las 22.30hs en ese momento.
Llegamos a a la Terminal de Omnibus de Retiro, desarmamos y embalamos las bikes y las cargamos como maletas en el Bondi, previo a $10 al señor que subía las valijas.
Carlos Paz, allá vamos!!

Día 1: El comienzo de un sueño

Sábado
Recorrido: Villa Carlos
Paz – Los Gigantes
Distancia: 47km
Altura sobre el nivel del mar: 1.600 mts.


Llegamos a Carlos Paz como a las 11hs de la mañana. Bajamos los bolsos, armamos las bikes. Todo el mundo nos miraba como bichos raros, ya que teníamos todo dispersado por el piso de la terminal. Preguntamos a un par de personas que andaban merodeando por ahí sobre el recorrido que queríamos realizar.

Y arrancamos, mal dormidos y con muchooo sueño empezamos a transitar las calles de Villa Carlos Paz, por suerte el clima acompañaba. Por mi parte algunos recuerdos de la plaza principal, el lago San Roque, el museo de tractores, en fin un motón de recuerdos debido a un viaje familiar allá por 2005, si mal no lo recuerdo, en el mítico Ford Sierra de mi viejo.

En esos primeros momentos de pedaleo estábamos ilusionados y con ansias de experimentar algo que suponíamos sería inolvidable…. Y no nos equivocamos.

La despedida del asfalto fue inolvidable, una bajada prominente donde alcanzamos 45km/h. De esta manera llegamos a Tanti. Allí abrimos unas latas, galletitas y un rico capuchino instantáneo La Virginia.

La bienvenida de la tierra fue horrible, una calle finita y en subida me hacía cuestionarme qué estaba haciendo en ese lugar.

De pronto se empezaron a ver las montañas y yo, me empezaba a sentir claustrofóbico al no poder mirar al horizonte y ver el mar. A parte de los 5km/h promedio de velocidad cuesta arriba.

El cansancio y el poco estado físico que tenía se hacía sentir, calambres muy fuertes hicieron que transite muchos kilómetros llevando a mi lado la bike… y en subida! Mientras Gon en parte me puteaba y en parte me alentaba para que siguiera adelante con el viaje.

No se de donde sacaba fuerzas, tal vez, porque pensaba que no podía regresar a mi casa y que el único camino que quedaba era seguir adelante para poder descansar en algún lugar como la gente.

Por suerte y luego de tanto pedaleo en subida el camino se hizo más llano y encontramos allá perdido un barcito donde degustamos un rico sándwich con una gaseosa.

Finalmente, luego de varios calambres, puteadas llegamos a un camping que hay sobre el costado de un arroyo. Cerca de los Gigantes. Ya el frío de la montaña se hacía sentir y la noche se aproximaba.

En ese camping sólo estaba el cuidador, un par de gallinas y una parejita acampando. Medio desolador. El cuidador nos comentaba que en la temporada de verano el camping se llenaba, pasado esta, el camping cerraba sus puertas hasta la temporada entrante.

Armamos la carpa, guardamos las bikes en un viejo cuartito, sopita, un par de Ibupiracs y otras cosas y a la cama.

Día 2: Hombre al agua

Domingo
Recorrido: Los Gigan
tes – Las Palmas
Distancia: 73km
Kilómetros acumulados: 12
0km
Altura sobre el nivel del
mar: 1.800 mts.


Un día nuevo comenzaba a las 8 de la mañana. Durante la noche habíamos dormido, pero habíamos pasado bastante frío y había caído un rocío que había humedecido la carpa.
Desayunamos en el quincho del camping, calentamos agua, compramos algunos
chacinados y queso de cabra casero (no apto para hipertensos) nos sacamos un par de fotos en el arroyito, cargamos las cosas en la bike y salimos para lo que sería el segundo día de la travesía.
Por delante 200 mts más d
e subida en zig-zag por la montaña con las nubes muy bajas y mucha humedad.
Ya el paisaje era todo de
montaña, cada tanto algún ranchito precario con sus animales dando vuelta y el fiel amigo, el caballo.
Luego de ver esto, me encontré de frente con una montaña, sí, así como lo leen, veníamos bajando rápido, no pude doblar con la bici en plena curva y me estrellé contra la roca. Raspón en la rodilla que me acompañó por un par de días.
El camino se empezaba a poner interesante, ya la subida abrupta la había dejad
o atrás y comenzaban algunas bajadas. Acá, empecé a disfrutar el viaje.
El tentempié lo hicimos en un paraje (no
recuerdo su nombre) donde la gente nos miraba por la pinta que teníamos junto con nuestras bikes, sopita, galletitas y no mucho más para seguir pedaleando. Ahí, nos reabastecimos de caramelos (comida fundamental para todo ciclista durante el pedaleo), agua caliente y algún que otro alfajor. Por delante, nos quedarían unos 20km (que fueron como 30km de sudor y lagrimas).
Según lo
que nos indicaron en el paraje, había un camping a unos 20km por delante, luego de un par de subidas y bajadas de un camino de tierra compacta.
Confiados seguimos las indicaciones del playero de la estación de servicio, h
asta que derepente el cielo se tornaba negro. Alcanzamos a ver de casualidad a unos chicos que nos indicaron que más adelante sí había un camping, pero no a la distancia que creíamos. Seguimos metiéndole pedal, hasta que de repente empezaron a caer las primeras gotas. Allí decidimos apurarnos para llegar a algún lugar ya que estábamos en el medio de la nada.
No se cuantos kilómetros habrán sido, pero fueron los que más fuerte pedaleamos baj
o un diluvio torrencial y un frío interesante. Finalmente, luego de una curva, donde casi ambos nos vamos al suelo, vimos un ranchito a la vera del camino y un refugio símil a una parada de colectivo (pero en el medio del campo). Allí estuvimos como 20 minutos esperando que calmara un poco la lluvia. De ahí gonza se acercó a la casa (70mts) y pidió ayuda.
Era una casita humilde, con techo de chapa, que al lado tenía un galpon (con una Ford F-100 en su interior), un corral y al lado otra casita más pequeña.
Allí estaba Don Omar y su familiar compuesta por 3 hijos y una sobrina que era de Carlos Paz y estaba de visita
. En sus paredes había una gran cantidad de cuadros con fotos de doma.
Por suerte pudimos ducharn
os y sacarnos el frío. Luego de esto, acompañamos al hijo de Omar al pueblo Las Palmas que quedaba como a 300 mts de esa casa, por supuesto, todos los caminos eran barro 100%. En el pueblo había un par de casas (como diez), un almacen-carnicería-panadería y al lado el típico bar de pueblo (con un par de vagos mirando un partido de futbol).
Ya entrada la noche Omar nos dejó quedarnos en un galponcito, lleno de bolsas de maíz y quesos de cabra caseros. Allí cenamos nuestra primer comida caliente: Arroz con atún. Por supuesto utilizando la mini hornalla con el cartucho de gas butano y el set de ollas de aluminio (Gentileza de Ro).
Desplegamos nuestras bolsas de dormir hasta el día siguiente.
Durante la noche nos tuvimos que levantar un par de veces, porque al estar rota la ventana a cada rato entraba un gato que andaba merodeando por ahí y nos comía las provisiones.

Día 3: Vencer el miedo


Lunes
Recorrido: Las Palmas – Los Túneles – Las Palmas – Pocho – Cuna Brochero
Distancia: 96km
Kilómetros acumulados: 216km
A
ltura sobre el nivel del mar: n/a


El día parecía que iba a estar soleado.
Gonza me había comentado mucho que existían unos túneles que se habían hecho entre la montaña hacía larga data. Luego de insistirme bastante emprendimos el viaje hacia ellos, no sin antes desayunar nuestro capuchino instantáneo, sacarnos una foto con Omar y su familia y comprarle una horma de queso casero como gentileza de su hospedaje. Ahh, y arreglar el primer pinchazo de Gonza.
El camino hacia los túneles parecía interesante, si bien este se presentaba con subidas importantes y mucho barro, el entusiasmo era mayor, aunque mi temor era perder tiempo y no llegar a destino.
Durante el camino pasamos por un camping (estimamos que esa era el que nos habían comentado en el día 2) y un restaurante, por supuesto, todo más que desierto. Más allá de que cada tanto aparecía algún que otro ranchito, no tan modernos y personas a caballo.
Por suerte llegamos al refugio de dichos túneles. Por supuesto, ni un alma dentro de este, creo que sólo había una bandera argentina flameando.
Allí, empezamos a pedalear hacia adentro de los túneles. Mi vértigo se incrementaba, ya que la ruta, si bien era asfaltada, era muy estrecha y el precipicio era importante.
Pasamos el primer túnel y me quedé impresionando. Es imponente la obra que hicieron los obreros en esas montañas. Estas que se llevaron muchas vidas hasta terminar la obra.
El camino de un túnel al otro era con un leve descenso, por lo tanto la velocidad era elevada y mi vértigo mayor. Por supuesto, utilicé bastante los frenos.
En el cuarto túnel nos encontramos con un motociclista que venía desde la rioja y c
on una van de excursión que le metía bastante pata.
Ya las nubes estaban por debajo de nosotros, el frío y la humedad se hacían sentir acompa
ñado de una llovizna muy corta. La vista insuperable, estábamos mirando valles muy verdes y por encima de ellos pompones de nubes. A su vez del espectáculo de los cóndores que revoloteaban por ahí.
La verdad, valió la pena desviarnos de nuestro recorrido.
Ya nos acercábamos al mediodía y teníamos que regresar al pueblo. El camino que tanto lo padecimos de ida, lo adoramos a la vuelta. La velocidad arriba de la bicicleta era elevada y más, con la carga que teníamos en nuestras alforjas.
Antes del llegar al pueblo, nos detuvimos en una capillita del Siglo n/a, destrozada, pero cómo típico de lugar turístico, afuera vendían artesanías. A su vez de llegar un contingente de turistas.
Parada técnica en Las Palmas para almorzar nuestras provisiones, ya que en el bar no nos podían preparar nada.
Luego
de engañar al estómago seguimos camino a Pocho. Un pueblo que tiene una plaza principal, una capilla y en las cercanías una sala de medicamentos.
Nos hidratamos en un barcito del pueblo, donde nos pusimos a hablar con su dueña. Ella ya hacía un tiempo que estaba instalada en ese pueblo, luego de haber vivido largo tiempo en Caballito – Capital Federal.
Por delante nos quedaba un camino de tierra muy serruchado y unos kilómetros de ruta para llegar a Cura Brochero o Mina Clavero (nunca supe donde pasamos las 2 noches restantes).
Una vez finalizado el camino de tierra, encontramos un almacén donde tomamos nuestro rico y suculento capuchino ya para encarar los últimos kilómetros del día, pero por asfalto. Estos los padecimos bastante al comienzo, ya que el terreno era bastante plano, pero el viento nos hacía pedalear como si estuviéramos en subida. Esto ocurrió hasta que de repente a nuestros pies teníamos el pueblo de Cura Brochero.
Por sue
rte la llegada a este fue en descenso por ruta, por ende, la velocidad eran elevada :-)
Llegamos al pueblo, pasamos por Información Turística y nos fuimos a un camping a la vera de un río. Por fín, esa noche íbamos a tener una ducha con agua caliente como la gente.
Una vez instalados en el camping, armamos la carpa, y nos dirigimos al pueblo para reabastecernos en el supermercado y arreglar otra pinchadura de Gonza.
Esa noche se me ocurrió hacer un asado. Comimos asado, gracias al fuego que nos brindaron las personas de al lado de nuestra carpa. Ya que nos fue imposible (hasta con las bolsitas de aserrín y kerosén) hacer un fuego como la gente. Luego de un rico asado nos desmayamos hasta el otro día, una forma de decir, ya que a mitad de la noche y con un frío importante escuchamos ruidos al lado nuestro, lo que hizo que Gonza saliera a fijarse que era este. La noticia no pudo ser peor, el asado de más que habíamos hecho y dejado en la parrilla para el otro día, lo había agarrado el perro del camping.


Día 4: Relax

Martes
Recorrido: Cuna Brochero – Museo Rocsen – Paso de las Tropas - Cuna Brochero
Distancia: 38km

Kilómetros acumulados: 254km
Altura sobre el nivel del mar: n/a

Este día lo utilizamos para descansar, ya que estábamos con tiempo de sobra. Dejamos todo armado en el camping y sólo cargamos nuestras bikes con lo necesario para pasar un día en el Museo Rocsen y en Paso de las Tropas, un balneario cercano a este, donde Gonza por hacerse el banana en el arroyo días posteriores se agarró un lindo resfrío.
Al museo y
a lo conocía, pero estuvo bueno mirar con más detenimiento y conocimiento la exposición.


Día 5: Por los caminos de Recalde




Miércoles
Recorrido: Cuna Brochero – El Cóndor
Distancia: 61km
Kilómetros acumulados: 315km

Altura sobre el nivel del mar: n/a

Alistamos las bicis y nos dirigimos al comienzo de la ruta provincial 34 “Jorge Luis Recalde” o también llamada Camino de las Altas Cumbres.
Cuando ingresamos a la ruta nos asombramos por la belleza que estaba frente nuestro. Una cadena montañosa co
n un camino que apenas se veía. Y que pronto alcanzaríamos.
No fue fácil la subida. Muchos coches a toda velocidad, humedad propia de las nubes que estab
an al nivel de nuestros ojos y un frío que se hacía sentir.
Tras tanto ped
aleo y luego de haber parado al mediodía para ingerir algo rápido, continuamos camino hasta llegar a un destacamento policial, donde tuvimos que esperar que el policía termine de sacar gas-oil para su Ranger de un tambor de 200 litros para calentar un poco de agua para un té caliente con el fin de que nos sacara el frío y nos calmara el hambre.
Continuamos con subidas y bajadas pronunciadas. Aquí experimentamos la sensación de aerodinámica en las bicis. Si bien alcanzábamos grandes v
elocidades (más de 50km/h), el viento hacía lo suyo y nos forzaba a pedalear para no perder la velocidad lograda.
Por fín llegamos al paraje el Cóndor. En el trascurso desde el destacamento policial al paraje nos congelamos. Estábamos destrozados y con mucha hambre. Por suerte, un café con leche nos reavivo.
Pedimos permiso y armamos la carpa bajo un tinglado al lado del restaurante. A los pocos minutos que comenzamos a armar la carpa arribó Cristian. Un ciclista que venía desde Río Cuarto pedaleando y que había padecido el camino de Copina en subida (Camino que al día siguiente íbamos a emprender, pero en bajada).
También cayó Victor, un cicloturista de Buenos Aires que estaba también en excusión.
Allí, todos comenzamos a terminar de armar las carpas para pasar una noche muyyy fría en el medio de la montaña.

De repente apareció Rafa, un señor entrado en años (50 aprox) que estaba alojado en unas cabañitas detrás del restaurante de El Cóndor. Estaba disfrutando de su nueva bike de DH.
Entre todos nos deleitamos con un churrasco con unas buenas paparitas.
Por supuesto, anécdotas, historias de vida y buenos
amigos. Ahh y un Fernet de por medio. Infaltable!

Día 6: Experimentado los caminos del Rally parte 1






Jueves
Recorrido: El Cóndor – Copina – Villa Carlos Paz – Capilla del Monte
Distancia: n/a
Kilómetros acumulados: 372km
Altura sobre el nivel del mar: n/a


Nos despedimos, intercambiamos teléfonos y nos dirigimos a lo que sería, uno de los mejores caminos del viaje, Copina.
Este trayecto se caracteriza por tener curva y contra curva en nuestro caso en bajada, y con un aditamento especial, es
tábamos a días del Rally de la Republica Argentina 2008, por lo que, este camino estaba en reparación, o sea, muchas toscas sueltas además de camiones y maquinas viales en el recorrido.
Durante el descenso, tercer pinchadura de Gonza. Demás está decir que constantemente había que ir con los frenos apretados, ya que la velocidad era mucha y el riesgo de terminar incrustado en las rocas era elevado.
Luego de finalizar el camino de tierra, nos quedaba un camino muy pintoresc
o hacia Carlos Paz dentro la montaña. Camino donde desarrollaríamos la máxima velocidad del viaje, 71km/h.
Llegados a Carlos P
az, y ya contentos de haber terminado el recorrido planificado, decidimos seguir la travesía, ya que disponíamos de unos días más.
Fuimos a la terminal de Carlos Paz, cargamos las bikes en un micro de corta distancia con rumbo a Capilla del Monte.
Llegamos de noche, por lo que rápidamente nos ubicamos en el Camping Municipal, para
cenar, ducharnos y dormir. Este sería mi último día de mis 23 años :-)

Día 7: Mis 24 años viajando

Viernes
Recorrido: Capilla del Monte – Terrones – San Marcos Sierra
Distancia: n/a
Kilómetros acumulados: 415km
Altura sobre el nivel del mar: n/a


Este día era especial, ya que era mi cumple y me encontraba ya relajado debido a que habíamos logrado el objetivo en menor tiempo.
Nos listamos y nos dirigimos rumbo a Los Terrones. Los primeros kilómetros fueron por ruta, hasta llegar a un camino de tierra. Este con el trascurso de los kilómetros aumentaba su pendiente. Tal era esta pendiente que los últimos 3km hasta el refugio arriba de la montaña los tuve q hacer a pata arrastrando la bike.
Llegamos al refugio y emprendimos el recorrido sin guía. Caminar por dentro de esas montañas de barro compacto era impresionante. Alcanzamos a un guía con un grupo de personas, el cual seguimos durante todo el recorrido. Los relatos que contaban eran impresionantes, desde, que los indios se refugiaban en esas montañas, las formas de las rocas producto de la erosión y por supuesto, los comentarios de ovnis hicieron un día muy especial.
Acá congratulaciones para Gonza, ya que este recorrido yo no lo quería hacer.
Luego de terminar este recorrido, vino el descenso. Descenso que fue violento, por la pendiente que tenía el camino y los pocos frenos que contaba en mi bike.
Luego de esto, n
os dirigimos camino a San Marcos Sierra. La llegada a este pueblo fue complicada. Muchas pendientes y muchas bajadas con caminos que estaban en reparación producto del Rally que se estaba por venir.
Nos instalamos en el Camping Municipal, donde había sólo 2 carpas instaladas y un predio enorme deso
lado. El temor que había era al robo, ya que, por el medio del camping pasaba una calle.
En este camping fue la primer y única vez que pinché. Fue insólito, porque luego de haber transitado c
aminos durísimos de tierra y rocas, se pinchó la cubierta con un espinillo. Lo insólito de esto es que no la pinché andando, sino llevándola a mi lado para acomodarla en un lugar más seguro.
Con motivo de mi cumple, decidimos ir al centro del pueblo a comer unas ricas pizzas y una merecida cerveza.

Día 8: Experimentando más Rally parte 2 y el regreso.

Sábado
Recorrido: San Marcos Sierra – Capilla del Monte
Distancia: 35km
Kilómetros acumulados: 440km
Altura sobre el nivel del mar: n/a

Ya este era el último día de travesía, por dentro mío pasaban un cúmulo de diversas sensaciones: alegría por estar finalizando algo que parecía utópico, ansias de llegar a buenos aires y dormir luego de 9 noches en un colchón, y tristeza porque la aventura se terminaba.
Ni bien salimos de San Marcos, salimos exigidos, ya que delante de nuestros ojos teníamos un prominente ascenso. Cabe destacar que este camino que estábamos haciendo, es un tramo del Rally Internacional.
Por suerte luego de tanta subida, vino la bajada. Este descenso creo que fue uno de los que más disfrutábamos, ya que sabíamos que era el último de este espectacular viaje.

Llegados a Capilla del Monte, luego de padecerla, nos fuimos a la plaza principal a descansar y comer unas ricas milanesas con papas fritas, que para esos días, era un lujo.
El fin ya lo saben: Subir las bicis al cole, y a disfrutar de las últimas horas por la
provincia de Córdoba arriba del micro rumbo a la Jungla de Cemento.