lunes, 27 de abril de 2009

Día 2: Hombre al agua

Domingo
Recorrido: Los Gigan
tes – Las Palmas
Distancia: 73km
Kilómetros acumulados: 12
0km
Altura sobre el nivel del
mar: 1.800 mts.


Un día nuevo comenzaba a las 8 de la mañana. Durante la noche habíamos dormido, pero habíamos pasado bastante frío y había caído un rocío que había humedecido la carpa.
Desayunamos en el quincho del camping, calentamos agua, compramos algunos
chacinados y queso de cabra casero (no apto para hipertensos) nos sacamos un par de fotos en el arroyito, cargamos las cosas en la bike y salimos para lo que sería el segundo día de la travesía.
Por delante 200 mts más d
e subida en zig-zag por la montaña con las nubes muy bajas y mucha humedad.
Ya el paisaje era todo de
montaña, cada tanto algún ranchito precario con sus animales dando vuelta y el fiel amigo, el caballo.
Luego de ver esto, me encontré de frente con una montaña, sí, así como lo leen, veníamos bajando rápido, no pude doblar con la bici en plena curva y me estrellé contra la roca. Raspón en la rodilla que me acompañó por un par de días.
El camino se empezaba a poner interesante, ya la subida abrupta la había dejad
o atrás y comenzaban algunas bajadas. Acá, empecé a disfrutar el viaje.
El tentempié lo hicimos en un paraje (no
recuerdo su nombre) donde la gente nos miraba por la pinta que teníamos junto con nuestras bikes, sopita, galletitas y no mucho más para seguir pedaleando. Ahí, nos reabastecimos de caramelos (comida fundamental para todo ciclista durante el pedaleo), agua caliente y algún que otro alfajor. Por delante, nos quedarían unos 20km (que fueron como 30km de sudor y lagrimas).
Según lo
que nos indicaron en el paraje, había un camping a unos 20km por delante, luego de un par de subidas y bajadas de un camino de tierra compacta.
Confiados seguimos las indicaciones del playero de la estación de servicio, h
asta que derepente el cielo se tornaba negro. Alcanzamos a ver de casualidad a unos chicos que nos indicaron que más adelante sí había un camping, pero no a la distancia que creíamos. Seguimos metiéndole pedal, hasta que de repente empezaron a caer las primeras gotas. Allí decidimos apurarnos para llegar a algún lugar ya que estábamos en el medio de la nada.
No se cuantos kilómetros habrán sido, pero fueron los que más fuerte pedaleamos baj
o un diluvio torrencial y un frío interesante. Finalmente, luego de una curva, donde casi ambos nos vamos al suelo, vimos un ranchito a la vera del camino y un refugio símil a una parada de colectivo (pero en el medio del campo). Allí estuvimos como 20 minutos esperando que calmara un poco la lluvia. De ahí gonza se acercó a la casa (70mts) y pidió ayuda.
Era una casita humilde, con techo de chapa, que al lado tenía un galpon (con una Ford F-100 en su interior), un corral y al lado otra casita más pequeña.
Allí estaba Don Omar y su familiar compuesta por 3 hijos y una sobrina que era de Carlos Paz y estaba de visita
. En sus paredes había una gran cantidad de cuadros con fotos de doma.
Por suerte pudimos ducharn
os y sacarnos el frío. Luego de esto, acompañamos al hijo de Omar al pueblo Las Palmas que quedaba como a 300 mts de esa casa, por supuesto, todos los caminos eran barro 100%. En el pueblo había un par de casas (como diez), un almacen-carnicería-panadería y al lado el típico bar de pueblo (con un par de vagos mirando un partido de futbol).
Ya entrada la noche Omar nos dejó quedarnos en un galponcito, lleno de bolsas de maíz y quesos de cabra caseros. Allí cenamos nuestra primer comida caliente: Arroz con atún. Por supuesto utilizando la mini hornalla con el cartucho de gas butano y el set de ollas de aluminio (Gentileza de Ro).
Desplegamos nuestras bolsas de dormir hasta el día siguiente.
Durante la noche nos tuvimos que levantar un par de veces, porque al estar rota la ventana a cada rato entraba un gato que andaba merodeando por ahí y nos comía las provisiones.

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